25 diciembre 2008

Ha muerto Harold Pinter



25 de Diciembre, anoche, Noche Buena, estuvimos hasta tarde disfrutando a las hijas, los sobrinos, abriendo regalos y conversando. Hoy, aún con sueño y modorra, reviso el correo y las noticias. Viene una muy mala: Harold Pinter ha muerto. "El Premio Nobel de Literatura 2005 Harold Pinter falleció a la edad de 78 años víctima de un cáncer que lo aquejaba. El dramaturgo, considerado el más influyente de su generación, nació en Londres, el 10 de octubre de 1930, y desde una edad temprana comenzó a publicar poesía...".

Lamentable. Pinter fue un férreo y valiente defensor de los Derechos Humanos, siempre denunció y enfrentó los abusos no importando el lugar en que se cometieran. Llamó "criminales de guerra" a Blair y a Bush y catalogó la guerra de Irak como un genocidio. En lo que respecta a nuestra triste historia, estuvo siempre comprometido y dispuesto a denunciar las atrocidades que cometían las dictaduras latinoamericanas, brindando un lugar especial a Chile, a quien mencionó en su discurso de recepción del Nobel, y en donde además leyó el poema "Explico alguna cosas" de Pablo Neruda.

En el año 1974, un grupo de presos políticos del campo de concentración Chacabuco, en el desierto de Antofagasta, decidieron montar la obra de Pinter "El Montacargas", que a pesar de no haber sido posible representar, pues finalmente fue censurada por los militares en los ensayos previos, llegó contada como anécdota a las manos de Pinter, por medio de Salomón Meckled, escritor chileno temuquense, que una vez liberado se exilió en el Reino Unido.

Eran tiempos tan oscuros y dolorosos, que junto a mi señora, forzando muy tarde en la noche las perillas de la radio y buscando en la onda corta noticias de Chile en el extranjero, que no fueran las falsedades que circulaban por acá en la tele o en el diario de Agustín, teníamos a veces la suerte de escuchar a voces que daban nombres como Harold Pinter denunciando los crímenes en Argentina, Nicaragua, Brasil, Chile, El Salvador, y así podíamos renovar las esperanzas y redoblar nuestra fe que algún día eso iba a terminar.