20 noviembre 2008

Noviembre literario


Noviembre ha sido un mes lleno de actividades literarias para este servidor. Durante la Feria del Libro de Santiago fui invitado a participar de la presentación de la antología Onomatopeya de Mago Editores, afortunadamente pude asistir y publico la lectura que hice:

Se me ha invitado a integrar esta mesa de presentación de una antología poética.

Cuando me llegó esta noticia, les debo confesar que me alegró y no me asustó, a pesar que evidentemente no estoy a la altura del desafío: no soy poeta, ni escritor, y mi labor profesional dista mucho de relacionarse con el mundo de las letras. Pero encontré que caía en mí la responsabilidad de mostrar y contar lo más fielmente posible la visión de quienes oficiamos el noble oficio de lectores, lectores y lectores, y que debido a nuestra incapacidad de alcanzar con las palabras los timbres expresivos que la poesía demanda, simplemente adoptamos como propios los fantasmas y decires de nuestros poetas.

La invitación antes mencionada y que me tiene aquí junto a ustedes participando de este evento, fue cometida por el director de la Editorial Mago Editores y gestor de la librería Onomatopeya que, como ustedes saben, es la primera librería especializada en poesía, don Máximo González Sáez, a quien conozco hace ya algunos años y cuya capacidad organizativa y de gestión temeraria en pro de la poesía, apostando y arriesgándolo todo por sacar adelante esta empresa literaria en donde existen escasísimas posibilidades de flotar económicamente con algo de holgura, más encima en un país sumido en una cultura mercantilista donde se desprecia con vigor cualquier quehacer teñido de humanista y en donde la palabra codicia ha sido santificada, se merece nuestro más absoluto respeto.

Desde que comencé una labor de difusión literaria a través de una página en Internet, me convertí en un asiduo asistente a presentaciones de libros y lecturas. Nunca había presenciado que se invitara a éstas a un representante de la galería, es decir, a un ciudadano común y corriente consumidor de poesía.

Siempre están presentes en estas mesas representantes del mundo académico, poetas y escritores, que entregan desde el caudal de su conocimiento acabados estudios respecto a las estructuras, sintaxis, y demás parámetros lingüísticos que nos permitirían dimensionar la “calidad” de la obra en cuestión. Otras veces se disecciona y tabula de manera rigurosa la conformación y pertenencia de las llamadas generaciones poéticas, y la inclusión del autor a tal o cual escuela… No sé, a veces siento que el exceso de datos ahogan a la poesía. La elitizan. La envuelven con un manto académico que no le corresponde. La encierran y la enclaustran en las salas de literatura de las universidades. Y en definitiva, y lo que es peor, la alejan de la gente.

Por eso a veces uno asiste a presentaciones o lecturas donde hay 10 ó 15 personas. Poetas leyendo para poetas… “escríbeme una reseña y yo te escribo otra” y así, el libro de poesía editado con tanto esfuerzo no trasciende ni rompe el circuito mínimo y pasa su vida sin pena ni gloria.

La expresividad de un poema, su entrega formal y estética no van a pasar desapercibidas en un lector de poesía atento, y éste adoptará al poema como algo propio, como una llave que le permite entrar a lugares desconocidos de su propia existencia, porque en definitiva un buen poema se defiende solo. La obra de un autor debiera defenderse sola.

La poesía debe volver a sus orígenes y se deben crear los mecanismos y estrategias para que ello ocurra. Hay, hoy mismo, muchos empeñados en ello.

Conozco el trabajo durísimo de los poetas jóvenes por descentralizar la poesía. Sacarlas de los centros de cultura y llevarla a las poblaciones, acción realizada la mayoría de las veces a puro pulso, y sin el apoyo de nadie. Hoy día mismo, a esta hora, hay poetas leyendo en Cerro Navia. También hay poetas chilenos y latinoamericanos leyendo en las poblaciones de Valdivia. La próxima semana se leerá poesía en Arica y Copiapó.

La realización de los encuentros internacionales de poesía debieran tener siempre como finalidad preponderante la conquista y reconquista de lectores de poesía. En este esfuerzo José María Memet ha dado un ejemplo monumental con los ChilePoesía, congregando a miles de personas en lecturas públicas de los más grandes poetas latinoamericanos y del mundo. Me imagino los problemas y sacrificios que le ha impuesto echar a andar el ChilePoesía 2008 en estos tiempos oscuros y de crisis, pero ahí está, dispuesto a dar la pelea con la quinta versión próxima a comenzar.

Y es dentro de esta cadena de esfuerzos por engrandecer la poesía que Mago Editores nos invita a conocer la Antología Onomatopeya de Poesía, que reúne a poetas en un espectro transversal, que incluyen al Premio nacional de literatura, Raúl Zurita, el último Premio Iberoamericano de Poesía, Carmen Berenguer, Hernán Miranda, postulante al Premio Nacional de Literatura 2008, Julio Espinosa Guerra, Premio Hispano-americano Sor Juana Inés de la Cruz, Victor Hugo Diaz, Premio Pablo Neruda 2004 y a un grupo de destacados autores jóvenes y otros no tan jóvenes en una muestra antológica que para los lectores de poesía se transforma en un menú exquisito.

Un amigo me comentaba hace algún tiempo que Chile parece ser un país de antologías más que de poetas, y al parecer tiene razón, si nos fijamos en la trascendencia e impacto que tienen estas publicaciones en el recuerdo del colectivo. Porque siempre una antología es un riesgo, un desafío, un acto que despierta y ha despertado desde siempre las más grandes bataholas en el mundo literario, desde la de Anguita y Teitelboim, ninguneando a la Mistral, la de Francisco Vejar para Universitaria, con posteriores diatribas de los que estaban incluidos y por supuesto, también de los excluidos, a Cantares, esa apuesta valiente de Zurita por la poesía joven chilena.

Siempre el antologador termina como San Sebastián, no importando la dedicación, justificación y proyección del trabajo realizado. Porque inquina y capacidad agresiva mayor que en el mundo de las letras, es difícil de hallar en otros ámbitos. Ni el mundo político en sus peores crisis le hacen el peso al mundo de las letras en cuanto agresividad ante un conflicto o una divergencia.

Confío, al igual que Raúl Zurita, plenamente en la poesía joven chilena, que reúne a creadores brillantes capaces de alcanzar enormes alturas con sus obras, siempre y cuando la gran cantidad de energía desperdiciada en tontas peleas que no valen la pena, sea utilizada en enriquecer la propia obra, el propio trabajo poético.

Decía que una antología era para un lector un regalo exquisito. Y es verdad. Una antología es como una caja de bombones: lo abres y sacas uno. Lo disfrutas porque justo en ese momento era ese dulzor, ese sabor el que necesitabas. Luego sacas otro, pero éste en verdad no te gustó tanto. Quizás más rato pruebes otro y así…porque la poesía se lee, pero más bien se relee. Así, por sorbos, paladeando lentamente, dejando el sabor agradable por mucho rato en nuestros sentidos.

Bienvenidos sean estos esfuerzos de difusión. Bienvenidos sean aquéllos que son capaces de reconocer el valor de estos esfuerzos. La poesía es responsabilidad de todos. Apoyemos a la poesía. Cuidémosla que nos pertenece a todos. Compremos la Antología Onomatopeya de Mago Editores.

Muchas Gracias.


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También durante este mes terminó el concurso de poesía y cuentos que realizamos en mi trabajo. Se presentaron alrededor de 50 obras con un muy buen nivel, especialmente en cuento. El jurado fue de lujo y lo integraron los escritores Ramón Díaz Eterovic, Antonio Skarmeta y Fernando Valenzuela. La premiación será el 26 de Noviembre y contará con la presencia del jurado, las autoridades de la clínica y las canciones de la sensacional Ammy Amorette.

Finalmente este martes 25, e inserto en el ciclo de reuniones académicas CLC 2008 que organiza la Dirección Académica de la institución, participará el Premio Nacional de Literatura Raúl Zurita con el tema Literatura y Enfermedad... ahí les cuento.