07 febrero 2008

Mariconadas literarias


Continúan las repercusiones tras las "viriles" declaraciones del escritor Germán Marín en contra del fallecido Volodia Teitelboim. Recordemos que mientras los restos de Volodia eran trasladados tras fallecer este viernes 1 de febrero en la Clínica de la UC hasta el ex Congreso Nacional, se imprimía a todo dar en los talleres del diario La Tercera el suplemento Cultural que traía la entrevista de Andrés Gómez a Marín, en la cual este califica a su ex compañero comunista con delicatessen como: cobarde, mariconazo, perro faldero, mediocre...

Llama la atención la inquina y el rencor acumulado que se trasluce en toda la entrevista, prefiero pensar en capítulos desconocidos, sucedidos seguramente en el exilio, luchas de poder, renuncias, traiciones, conflictos, rabias acumuladas por tantos años, llenaron de odio a Marín y lo llevaron a realizar el vil acto de hablar tan mal de un muerto al que recién están acomodando en su cajón.

12 Comments:

At 7/2/08, Blogger Perro said...

Lo de Marín ni siquiera salió en las Ultimas Noticas, entonces no existe ni Marín, ni la polémica ni la literatura.

 
At 8/2/08, Blogger Unknown said...

SÓLO LAS GRANDES PALABRAS, ESAS QUE SEMEJAN ALTARES... SON LAS QUE QUEDAN EN LOS OJOS Y EN EL ALMA DE LA GENTE...

NO POR CASUALIDAD, FUE GALARDONADO CON EL MÁXIMO DE LA DISTINCIÓN...

"VOLODIA, PREMIO NACIONAL DE LITERATURA"

JULIA ORTIZ MORALES.

 
At 9/2/08, Blogger F said...

Estoy de acuerdo con quitarle méritos a ese premio nacional como a otros que han sido netamente políticos...cómo lo puede tener Teitelboim y no Allende? es absurdo en un país de absurdos serios y graves

 
At 9/2/08, Blogger TyCol said...

De pésimo gusto las palabras del ubicuo Marín. Obsesionado con la fama y los premios, Marín no descarta atacar al mismo féretro, al cadáver tibio, a una familia en luto. De una ordinariez extrema, sólo entendida por el afán de estos "nenes" (en el caso de Marín, ay no tan nene), por figurar.

Más allá de los talentos que tenga, o no, uno y otro, la decencia y el buen decir, indica lo contrario a los actuares del tal Marín.

Saludos, Martínez, y felicitaciones.

 
At 11/2/08, Blogger LUIS MARÍN said...

Marín es un tremendo escritor. Da casi lo mismo que sea un hijo de puta en un paìs donde estos medran (muchos de ellos súper educados y calladitos).

 
At 11/2/08, Blogger Henri said...

y con tanta polémica del verano, es que nadie se atreve a criticar abiertamente a las decisiones del Estado en materia cultural?
nop. Parece que algún tinterillo funcionario corrió la voz que el que más basuree a sus colegas -vivos y muertos- será claramente el que obtenga los mejores premios de la "institucionalidad".

La bajeza de los manejos concertacionistas ya no admite la menor duda: ha dejado a la mitad de la intelectualidad del país convertida en quiltros rastreros, de esos que para darle gusto al caminante nocturno, salen a ladrarle a cosa que se mueva, sin preocuparse ni de la propia dignidad.

El desprecio mayor viene cayendo sistemáticamente a los trabajadores intelectuales consistentes y honestos, a las iniciativas colectivas hechas a pulso y a las pocas iniciativas empresariales y académicas que merecen algún mínimo respeto. El insulto simbólico del gobierno se ha transformado sistemáticamente en el insulto efectivo de cuatro o cinco personajes que arman "debates" a costa de insultos, y que dicen ser "outsiders" y "asistémicos" cuando están a caballo del poder. Les falta la legitimación farandulesca, que ya están alcanzando, y el coro de bacantes anónimas y mínimas que se ponen bajo su pollera.

Si bien es cierto que la figura de Volodia podría ser debatible en cuanto a cómo entrelazó una posición política particular con la literatura, y la calidad de su obra es -como la de todos- debatible, quitar méritos a la absolutamente asombrosa extensión e importancia de su trabajo intelectual (no he visto a nadie acordarse de Araucaria de Chile, que por sí sola descalificaría un juicio tan livianamente politizado sobre Volodia) es tarea de cobardes con segunda intención. El que no sea el primero que comenzó a armar estos "debates" armados a costa de ladridos destemplados, debiera llamar a un deber medular: empezar a cuidarse del provocador personal ególatra y vacío, que está emergiendo sistemáticamente en la vida cultural como figura, un ente fabricado industrialmente como las figuras de farándula, absolutamente funcional -quiéralo él o no-, no a una profundización de la crítica cultural, sino al fortalecimiento del poder de las grandes casas editoras (en el caso del señor Marín) y de la validación política mañosa hacia la izquierda de la coalición de gobierno (en el caso de Marcelo Mellado): a la validación de un espectáculo absolutamente espectral que encubre la verdadera relación del poder económico y político con la actividad literaria. Estos dos intereses están unidos más allá de la ideología en el afán de cooptar o fastidiar cualquier tipo de iniciativa que demuestre un sano respeto por el trabajo literario, que de por sí, en cuanto creación, es objetivamente subversivo para el sistema que llevamos encima.

Cuando el provocador chilla, chilla como chilla el quiltro, con su "orgullosa" estampa "solitaria". Para que cuando los otros perros vayan a pedirle explicaciones, se encuentren con que vive al lado de la comisaría, y que los que le dan de comer están de uniforme.

 
At 13/2/08, Blogger F said...

Henri: no te hubieses desgastado en tanto discurso para decir cualquier cosita inteligente con sabor a nada, sin arriesgar cuero ni nombre alguno más que para atacar lo que parece te molestara, de la misma forma en que te molesta que lo hagan. Volodia no es un premio nacional más valioso que Campos Menéndez a quien se le critica automáticamente, como a Zañartu (¡?) y otros, por haberlo obtenido en Dictadura, como si la Dictadura no hubiese cooptado sin querer queriendo para que buenas letras y otras artes se notasen en el momento y hoy por sí mismas,(no estos caballeros específicamente) y no por la maquinaria de publicidad y sociología literaria que montan ahora casi todo escritor sediento de fama y un lugar de sentido en el mundo. ¿Marín y Mellado a pito de qué frustración tuya?
Y Porqué habría que mostrar educación y criterio, uniforme y unánimemente frente a la farandulera vía crucis de homenajes al muerto y la familia?
Hoy he visto otra portada de Volodia, y me parece que la prensa a la fuerza le quiere dar una relación recíproca y carismática del hombre en cuestión con el pueblo, cosa que un ser tan de cúpula, asegurado en ella y resguardado hasta el final por ella, no llegó a tener. Es imposible que no compare esto con la muerte de Gladys Marin hace unos años. Es imposible que no sepamos cuándo el pueblo canta y habla por los que siente suyos; Gato Alquinta es otro claro ejemplo...en el corazón del pueblo. Teitelboim es un ancla más de una muy deficiente transición política, llena de malos líderes.

 
At 13/2/08, Blogger Henri said...

esto no tiene sabor a nada
quiero decir que la casta de provocadores del tipo Marín es un lastre para los trabajos literarios serios, que son largos, de peso y tienden a ser hechos entre varios y no por un profeta que llama a que lo siguen

y sin nombre?

yo no escondo mi perfil de blogger:
soy Carlos Henrickson

y quién es luxumei? es usted azteca?

 
At 17/2/08, Blogger F said...

Se notaba a leguas que eras tú, después del largo y serio texto en relación a Mellado...en fin, vuelvo a preguntar, Mellado a pito de qué...
si quiere saber busque..
Luxumei es de un poema de Cecilia Vicuña, te suena esa poeta, es seria?

 
At 18/2/08, Blogger Gabriel Mérida said...

Aclaración tardía a Bellaco: Marín sí salió en LUN. Citamos brevemente (un recuadro de 10 líneas, creo) sus declaraciones al suplemento La Tercera Cultura, el día del funeral de Teitelboim.

 
At 21/2/08, Blogger historias de fono said...

una vez más se demuestra la pequeñez de algunos personajetes de nuestras letras...sin comentarios, GRANDE VOLODIA!

 
At 24/3/08, Blogger Marcelo Munch said...

Pololeé una vez con una tal Cecilia que venía de Vicuña. Me dejó porque me encontraba muy serio. Yo no la tomé en serio y me fui. Su perro me siguió. Cecilia se enojó y le chilló al perro. El perro me miró con pena. Cecilia chilló de nuevo. El perro me volvió a mirar, y se devolvió. Después supe que no tenía nombre y le decían tan solo quiltro.
Me acuerdo de la mirada del perro. No me acuerdo mucho de la tal Cecilia.

 

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