28 agosto 2013

Publican en Brasil a María Luisa Bombal

Jorge Luis Borges habla de "sentencias memorables" y de "páginas memorables" superadas por "el conjunto del libro". Se refiere a "La amortajada", de María Luisa Bombal, en un texto publicado en 1938, en la argentina revista Sur, a propósito de la publicación de la novela. También dice: "Libro de triste magia, deliberadamente suranée, libro de oculta organización eficaz, libro que no olvidará nuestra América".

Y al parecer no la ha olvidado. O al menos no Brasil, donde la editorial Cosac Naify -cuyo catálogo de autores latinoamericanos incluye a José Donoso, Juan Luis Martínez, Alejandro Zambra y, próximamente, a Jorge Edwards- acaba de publicar en un solo volumen "A última névoa" y "A amortalhada" ("La última niebla" y "La amortajada"), con el texto de Borges a modo de prólogo.

A cargo de la traducción y del epílogo sobre la obra de Bombal está Laura Janina Hosiasson, académica de la Universidad de São Paulo y especialista en literatura hispanoamericana, quien reconoce que en Brasil, fuera de Neruda y "el fenómeno Bolaño", "la literatura chilena tiene una dimensión bastante acotada en el ámbito editorial". "María Luisa Bombal sigue siendo prácticamente una desconocida por aquí".

Con poco -dos pequeñas novelas y algunos cuentos-, María Luisa se las arregló para estampar su huella dentro del panorama literario latinoamericano de los años treinta: "Fue realmente significativo el impacto que representaron los saltos temporales y espaciales que pueblan sus relatos, sumados a la opción por un foco subjetivo que rompía las fronteras entre sueño y realidad. Esos procedimientos narrativos estaban siendo recién utilizados por Woolf, Joyce y Faulkner, entre otros. No sólo Rulfo, cuando la leyó, sino también el amigo Borges quedaron impresionados", explica Hosiasson, en cuyo epílogo se lee: "Pienso que ella fue una esponja inconsciente de todo lo más original que rondaba en la primera mitad del siglo XX".

-¿Por qué se secó esa esponja?
"Mi hipótesis es que Bombal fue una escritora inspirada y genial que sin embargo no elaboró una reflexión consciente sobre su quehacer literario. Tampoco parece haber sido una gran lectora. Por lo menos lo que repite una y otra vez es que sus inspiraciones literarias habrían sido sus lecturas infantiles y juveniles: Hans Christian Andersen, Prosper Mérimée, Selma Lagerloff, Knut Hamsun, y nada o muy poco dice sobre escritores de su tiempo o sobre aquellos con los que su obra parece dialogar. Tampoco hay rastros de lo que pudo absorber en París, durante los veinte (nada menos que los años de auge de las vanguardias europeas), cuando era muy jovencita".

Fuente: Juan Ignacio Rodríguez, en El Mercurio, 25 de Agosto de 2013.