21 octubre 2010

Aeropuerto de Galo Ghigliotto


Leo poesía mientras en la televisión pasan las imágenes del rescate minero una y otra vez. La gente se ve rutilante, feliz, y el comentarista no se calla nunca diciendo obviedades, una tras otra. Sale un minero desde la cápsula y un niño corre y estalla en llanto mientras se abrazan, el relator exprime el momento al máximo y dice "este niño vive un momento que no olvidará jamás en su vida, asi es señores...". Los recuerdos de la infancia son los que marcan, los que duelen, los que dejan surcos profundos en nuestro ser. Pero quizás no aquellos que pudiste procesar, conversar y compartir, pues esos, como todo recuerdo, los adornas, los vistes a tu antojo, cada vez que los rememoras, los pintas de uno u otro color, así, se van transformando en pura ficción y conservan muy poco de lo que fueron en realidad. Al final, ya casi no nos pertenecen y hay muy poca verdad en ellos. Los preocupantes y poderosos son aquellos que tapaste, que no pudiste compartir y quedaron tapiados, censurados y supuestamente superados, escondidos en el tiempo, ocultos bajo los escombros del pasado, en el rincón más oscuro y desconocido de tu pensamiento. Hasta que de pronto una noche, cuando ya has cumplido los cuarenta o cincuenta, irrumpen en tus sueños, rompen la pesada lápida que habías fabricado para ellos y emergen de un sólo golpe, devastadores e intactos, haciéndote sentar de súbito en la cama, sudoroso y temblando, sin comprender que es lo que pasa, con el corazón saltando, asustado, inmerso en la más absoluta soledad e indefensión. Lentamente vas reconociendo las imágenes, los rostros, vuelven a aparecer los sonidos y los gritos, todo sigue igual allí, el tiempo no ha pasado, la herida está ahí, nuevamente, eras un niño, lo sigues siendo, y así te quedas, sollozando y mirando la oscura noche a traves de las cortinas.

De recuerdos y nostalgias habla Galo Gighliotto en su libro "Aeropuerto". Poemas llenos de imágenes, en una dimensión atemporal, con extraños aviones, que van a muchos/ningún lado, que abducen y transportan hasta antiguos cines y remotas ciudades, con voces que provienen desde un pasado extraño, pero reconocible en una niñez propia, dando los primeros pasos, usando sólo los ojos para vivir, en donde "nos asignaron los asientos y cuando se es niño/ uno nunca tiene derecho a reclamar". Imágenes de fantasía, evocaciones, lejanías, miradas, antiguos columpios, salas de cine, ciudades envueltas por la neblina, un lugar cómodo y tranquilo, lejos del futuro. Son estos poemas vuelos temerarios, de destino incierto, solo para valientes capaces de sobrevolar a baja altura zonas sensibles, ocultas por las tinieblas, vuelos de noche, sin luces ni compás, buscando en el horizonte las luces titilantes de un aeropuerto que no aparece, y que a lo mejor, ni siquiera existe.

1 Comments:

At 24/10/10, Blogger Unknown said...

Magnífico comentario. Leeré el libro de todas maneras, pues si tu lo recomiendas... debe valer la pena. Interesante tema el de las evocaciones y como de pronto emergen
Gracias querido Luis

 

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